Hoy es un día innecesariamente difícil.
Las rosas en el jardín no parecen ser diferentes
a las hojas secas acurrucadas,
húmedas y embarradas,
bajo el árbol en el que nacieron;
y que sigue verde, no obstante.
Hoy los poemas no llevan traje.
Los versos no parecen ser diferentes
a líneas de prosa forzadas,
separadas la una de la otra
por el espacio y por el significado.
Profundo aquel, pero no este.
Hoy los caballos duermen recostados.
Los perros no responden al ladrido de los otros.
La estética no quiere verse al espejo
y las palabras no saben a qué otras buscar.
El espejo solitario apunta a la nada, apunta al vacío.
Pero el vacío es fuerza, locura sin libertad.
El vacío entonces arrastra las voces,
arrastra la luz, arrastra los espejos,
arrastra los cadáveres de los amores.
Convergen hacia su vientre
las rosas, los versos,
la ira, el desprecio y la nostalgia.
Así el poema se devora a sí mismo.
Y va a donde siempre quiso ir,
o quizás miento, no puedo saberlo.
Hoy es un día innecesariamente difícil:
Las palabras no llevan ropa,
y aun así, no puedo ver su desnudez.
lunes, 22 de marzo de 2021
Lunes
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